Hace algunos meses quise capturar unas imágenes de la salida del sol así que, me debía levantar tempranísimo.  Por si fuera poco me tenía que ir en bicicleta al otro lado de la ciudad para estar en el lugar en el que pudiera sacar la mejor foto.  Lo bonito de esta experiencia es que durante el resto del día me quedé con una sensación de bien estar por haber presenciado el hermoso comienzo del día.  Desde ese día me he levantado antes del amanecer al menos dos veces a la semana y no me  arrepiento de haberlo hecho.  Me ha dado pie a hacer más ejercicio y ser más productiva durante periodos más largos durante del día.

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