Entonces Cortés y su ejército embarcaron para Tenochtitlan.  Algunos miles de indígenas los reforzaron.  Era un viaje de más de 400 kilómetros, en general cuesta arriba.  La mayoría de los españoles tuvieron que caminar llevando su armadura metálica.  Algunos carpinteros hicieron una carreta con ruedas para que los indígenas pudieron empujar los cañones.  Fue la primera instancia del uso de ruedas en México. 

Nada mucho pasó hasta que llegaron a Tlaxcala.  Los tlaxcaltecas eran una tribu ferozmente independiente.  Podían mantener su independencia de los mexicas por sus habilidades de luchar.  Pero, por eso, sufrían mucho porque los mexicas no les permitían intercambiar abiertamente con otras tribus.  Claro, se han enterado de los españoles y decidieron que iban a pelear y destruirlos.  Hubo algunas batallas sobre algunos días donde los más o menos tres cientos españoles lucharon contra miles y miles de guerreros tlaxcaltecas.  En estas batallas podíamos ver que las estrategias y las armas de los españoles eran superior a los que los indígenas. Sus espaldas de acero, sus cañones y su habilidad de luchar en equipo les daban a los españoles una ventaja grande.  Sus perros y cabellos eran especialmente aterradores.  Cientos y cientos de indígenas murieron sin una baja en el lado de los invasores.  Eventualmente los jefes de los tlaxcaltecas decidieron hacer paz.  Cortés los aceptó y los perdonó.  Se hicieron amigos los dos lados y formaron una coalición muy fuerte.  Los castellanos pasaron una semana celebrando su nuevo vínculo con esa tribu feroz.

Luego Cortés, ahora reforzado con miles de guerreros tlaxcaltecas, siguió su viaje.  La próxima parada era Cholula.  Cholula era el hogar de más o menos 25,000 cholultecas y del gran dios, Quetzalcóatl.  Los cholultecas, aunque no peleaban directamente contra los españoles, tampoco eran buen anfitriones.  No alimentaron a los españoles y no les dieron refugio, dos cosas que habían llevado a esperar.  Para demostrar su poder y enviar un mensaje a todo, Cortés rodeó cientos de sus líderes y, directamente enfrente del templo de su gran Dios, los masacró.  Los españoles asesinaron a tres o cuatro cholultecas y los tlaxcaltecas se aprovechó de la situación y sacaron la ciudad.  Para los cholultecas, era un horror de proporciones inmensas. Aún los mexicas nunca demostraron este nivel de crueldad.

 Algunos días más tarde Cortés y su ejército llegaron a la gran ciudad de Tenochtitlan.  Marcharon, en formación militar, por uno de las carreteras elevadas hasta la ciudad.  La vista de cientos de soldados españoles en armadura completa, sus cabellos, sus perros grandes tenía que haber sido increíble para los mexicas.  La vista de cientos de tlaxcaltecas tenía que haber sido ofensivo.  Al mismo tiempo, la vista de esta ciudad tenía que haber sido esplendida también para los españoles quienes nunca habían visto una ciudad tan grande, limpia, llena de color y ordenada en sus vidas.

Moctezuma, todavía confundido y sin una estrategia, los saludó.  Cortés lo saludó a cambio y así empezó una relación intrigante.  Desde el principio de su relación Cortés lo sermoneó sobre el Dios cristiano y que a partir de luego los mexicas tendrían que adorar este Dios y olvidar a todos sus dioses anterior, incluyendo destruir sus templos.  Obviamente era muy ofensivo para los mexicas.  Pero los dos hablaron de muchas cosas, por sus dos intérpretes.  Cortés explicó todo de la grandiosidad de España y Moctezuma de la historia y grandeza de los mexicas.

Moctezuma les dio a los españoles un palacio para quedarse.  El Palacio Axayácatl era un gran lugar con muchos salas y decoraciones y suficiente grande para casi mil personas, los españoles y sus compañeros, los tlaxcaltecas.  Impresionó a los castellanos mucho.  Durante su estancia los españoles recorrían la ciudad y aprendieron mucha de la cultura, historia y religión de los mexicas.    Una cosa que les impresionó era el gran mercado en el centro de la ciudad.  Uno podía cambiar para todos los productos de los mexicas en ese lugar.  Había muchos.  El caudillo y sus sodados eran entre los primeros europeos saber chocolate.  Es gracioso que este producto, ahora preciado por el mundo, no los impresionó mucho.

Durante este periodo, Cortés estaba desarrollando su estrategia.  Claro, creyó que lo que vio iba a ser suyo.   Pero los mexicas seguían estando confundidos y divididos.  Había facciones de la realeza que querían asesinar a los españoles inmediatamente.  El líder de esa perspectiva era Cuitláhuac, un guerrero joven y un competidor de Moctezuma para su trono.  Pero Moctezuma simplemente no podía tomar acción.  Estaba cautivado con la presencia de su protagonista, Cortés.

Cortés podía ver que los mexicas podían matar a los españoles más o menos fácilmente si fuera lo que querían.  Entonces tuvo que hacer algo.  Sabemos una cosa bien, el caudillo nunca iba a morir por inacción.  Decidió que iba a detener a Moctezuma y hacer que fuera su prisionero en su propio reino.  Bajo un pretexto “legal” que hubiera sido imposible que Moctezuma lo hubiera entendido, lo puso en cadenas en una sala en el palacio de los españoles con más o menos cien otros miembros de su familia y la realeza.  Claro, fue un acto de bravatas de que los mexicas nunca hubieran esperado. Claro, los mexicas se enfurecieron.  

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