Anoche, experimenté algo inquietante. Me desperté en mitad de la noche y describí que un mosquito se atrapada dentro de mi oído. Podía sentirlo moverse y oía el zumbido. Es difícil porque siempre hay muchos bichos en mi apartamento. Las ventanas no tienen pantallas y muchas veces hace calor. Debido a eso, a menudo dejo abiertas las ventanas. Intentaba alcanzar el mosquito con el dedo y también hacer más grande el orificio del oído, pero no se sacó. No sabía que debiera hacer porque eso nunca había pasado antes. Tenía miedo de que me fuera picar y no quería que el oído se volviera infectado. Busque una solución por internet y varios sitios decían que si tienes una linterna electrónica, debes brillarlo en el oído y el bicho así puede encontrar la salida de escapo. Decían que si no logre eso, debes verter aceite dentro del oído y luego torcer la cabeza hacia abajo. Así, el insecto debe sacarse con el aceite. Lamentablemente, ni tenía una linterna ni aceite, y al final decidí usar un palillo con algodón (no sé que es la palabra apropiada en español). Estaba nervioso porque no quería dañar mi oído, pero tampoco no quería dejar adentro el mosquito. Usé el palillo para aumentar el orificio otra vez, y es posible que en ese momento se sacara el mosquito. No estoy seguro, pero cuando metí el palillo, sólo encontré un poco de sangre y nada más. Tenía miedo de que lo hubiera ido más profundo en el oído y que tendría un mosquito zumbando en mi cerebro. A este momento, temo que oigo el zumbido dentro de mi cabeza, pero espero que sólo sea mi imaginación. No me duele el oído y por eso no creo que sea un problema.

A mí, esta experiencia es muy ironica porque en muchas de mis clases, me gusta contar una historia africano se llama Porque los mosquitos zumban en los oídos de la gente. La historia dice que hace mucho tiempo, un mosquito vio la oreja de un ser humano y se enamoró. Se acercó el oído y dijo con zumbidos: que hermoso eres, te amo, ¡casame por favor! Pero el oído se río del mosquito y respondió: nunca podría casarte. Eres tan delgado y tan débil que no sobrevivirás más que una semana. El mosquito se fue muy triste, pero la semana siguiente, volvió al oído y zumbó. También regresó la semana después y la semana después de eso. Hasta ahora, los mosquitos zumban en los oídos para recordarlos que siguen viviendo. Es una historia divertida, pero después de esta experiencia, no sé si quiero contarla otra vez, ja ja.

Espero que mi entrada de hoy no sea demasiado asquerosa y que puedan corregir mis errores. ¡Gracias como siempre!