Arnold Palmer murió recientamiente.  Su muerte marca el final de una época.  Era un buen jugador de golf pero, aun más importante, era un buen hombre.  Arnold Palmer fue famoso por un largo tiempo.  Comenzó a jugar golf a finales de los cincuentas.  En una época de conservadurismo, jugaba sin cuidado.  Llevaba su corazón donde todo el mundo podía verlo.  Ganaba algo grande y perdía algo grande.  Por eso, le caía bien a todo el mundo.  Con la fuerza de su personalidad, la popularidad del golf creció mucho.  Golf se llegó a ser un deporte mayor por Arnold Palmer.

Yo era demasiado joven para apreciar al Señor Palmer.  Para mí, era popular en la edad de blanco y negro, y nada de aquella época me interesaba mucho.  Pero en los últimos anos comencé a poner atención a las historias de Arnold Palmer.  Si, en el pasado oía historia de cuan amble era.  Bueno, pensaba, es fácil ser amable cuando eres rico. 

Luego, un amigo me conté una historia.  El fue a un campo de golf en Pennsylvania para jugar con algunos amigos.  Solo por casualidad, el campo era el lugar donde Arnold Palmer había crecido.  Mi amigo no pensó que Arnold estaría allí. ¿Por qué?  No era un campo especial donde profesionales jugaban.  Mientras jugaban su partido, en uno de los finales hoyos, mi amigo vi un hombre viejo en los arboles por un momento.  No dio mucha atención y siguió jugando.  Después de jugar, mi amigo y sus amigos bebían cervezas en la casa de club.  Los jugadores de golf siempre tienen que contar historias de su partido después de jugar.  Cuando hablaban, un hombre viejo se les acerco y les dijo, “perdóname, pero tengo algo para usted.”  Mi amigo vio hacia arriba y era Arnold Palmer.  El Señor Palmer se presentó, como si nadie lo conociera y le dijo que sacó una foto cuando mi amigo estaba jugando.  Era una foto de la terminación de su swing.  “Noté que tiene un muy buen swing, entonces saqué esta foto de usted y quería dársela.”  Arnold se sentó con ellos y habló con ellos más de treinta minutos.  Es el momento cumbre de la vida de mi amigo. 

Bueno, mis ideas sobre Arnold Palmer comenzaron a cambiar.  Tal vez este hombre es tan bueno como todo el mundo dice.    Luego, vi un documental sobre la vida de Arnold.  Era dos horas de historias donde Arnold hacia buenas cosas por personas.  Algunas eran grandes, algunas eran pequeñas.  Pero todos tocaban los corazones de los que eran afectados.  Por ejemplo, una vez Arnold perdió una competencia de golf y se marchaba de campo con ira.  Cuando se marchaba, vio una niña que llevaba aparatos ortopédicos en sus piernas.  Arnold se pensaba, “estoy enojado que perdió un partido de golf y esta niña no podía usar sus piernas.  Esto es triste.” Los padres de la niña contaron el resto de la historia.  Arnold les busco después de la competencia.  Le dijeron que era difícil obtener tratamiento médico para su niña porque vivían en las afueras.  El final de la historia es que Arnold condujo el proyecto para construir un hospital cerca de ellos.  Ahora todos los niños con problemas en esta región puedan obtener ayuda.  Los padres y Arnold fueran amigos de vida.

Había ejemplos pequeños también.  Había un ex profesional de golf que contó una historia.  Cuando el tenia quince anos, logró segundo lugar en una competencia de golf.  Uno de los premios era que el primero y segundo finalistas podían jugar nueve hoyos con Arnold Palmer.  El hombre solo podía recordar dos cosas de esto.  Uno, no habló con Arnold mucho porque era tímido y Arnold se montó en el carro de golf del primer finalista.   Segundo, durante la ronda, Arnold tomó una manzana de su carro, claro, después de pedírsele.  Después de esta experiencia, algunos anos mar tarde,  el hombre se convirtió en un jugador profesional de golf y tuvo poco éxitos hasta sus cuarenta años.  Veinticinco años más tarde ganó su primera competencia de golf así un profesional.   Durante esos veinticinco años nunca se encontró con Arnold otra vez.  El pensó que por cierto Arnold no podría recordarlo. Pero, por casualidad,  el patrocinador de esta competencia era Arnold Palmer.  Por eso, después de terminar la competencia Arnold saludaba a todos los participantes.  Cuando Arnold le saludó, le dijo, “felicidades por ser el ganador de mi competencia, jugó muy bien.  Pero, tenemos negocios pendientes.  ¿Te debo algo, no?”  El hombre no sabía de lo que Arnold hablaba.  Pero, con esto, Arnold tomó una manzana de su bolsillo y se la dio.  Este hombre nunca olvidará esto por su vida entera.  Qué momento. Que memoria.  Dijo que aprecio este acto más que ganar la competencia.  La única competencia que gano en su carera. 

 Ahora cuando pienso de la vida de Arnold Palmer no pienso sobre cuanto competencias gano, pienso de cuanto vidas tocó. 

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