Cuando yo trabajaba, una de mis tareas era buscar más proyectos, más contratos para mí empresa consultora. Mi área de especialidad era trabajar con empresas industriales y ayudarles con sus sistemas informáticos. Una vez, identifiqué una empresa que se llama Paccar y se encuentra en Seattle. Paccar era una empresa de $7 billones de ingresos y fabricaba camiones. Sus marcas en los estados unidos son Kenworth y Peterbilt y en Europa es DAF. Es una empresa pública, pero la familia de Piggott, quien inició la empresa, todavía tiene mucho el control sobre ella.
Vi que mi empresa nunca había hecho trabajo para Paccar y me ofrecí a tener la responsabilidad para ella. Llamé el director financiero y el aceptó reunirse conmigo. Se llamaba Fred. Nos reunimos y tuvimos una buena plática. Me dijo que Paccar casi nunca contrataba con consultores pero él iba a cambiar esto. Paccar tenía sistemas de los sesentas y el intentaba cambiar todos los sistemas algún día. Seguimos reuniéndonos algunas veces por año hasta que, finalmente, el tenia un proyecto para el que necesitaba una propuesta. Me dijo también que otras empresas iban a entregar propuestas también.
El proyecto era para desarrollar un Plan de Sistemas para la empresa completa. El proceso de vender en esta empresa era largo y muy controlado. Recuerdo que no podía usar mis trucos habituales. Pero, al final pude convencerlos que yo era el mejor hombre para el trabajo y terminó eligiéndome y a mi equipo también.
Cuando empecé el proyecto, empecé a oír historias sobre el director ejecutivo de la empresa, Mark Piggot. Mark era el tercer Piggott ser en cargado de Paccar. Aparentemente, tenía una personalidad muy fuerte y, a veces, muy extrema. Hacia todas las decisiones en la empresa y era difícil saber en qué dirección él iba a decidir las cosas. Podía estallar en ira en cualquier momento, sin previo aviso. Daba miedo a todo el mundo que tenía que interactuar con él.
En las primeras semanas del proyecto, tuvimos una reunión con Mark y sus directores. Los ocho hombres con los puestos más altos en la empresa. Un día antes, Fred me llamo y me dijo que había problemas. Me dijo que en la mañana había una reunión con Mark y otros consultores de McKinsey y Co. McKinsey es una empresa altamente respetable. Pero después de cinco minutos de su primera reunión con Mark, Mark decidió que ellos no le caían bien y les pidió que se dejara su edificio y nunca regresaran de nuevo. Su proyecto había terminado casi antes de empezar. Fred se preocupaba mucho sobre esto. Claro, me hizo que me preocupara también.
Hicimos algunos cambios a la presentación y decidimos que teníamos que hacer lo mejor que posible. Fuimos a la reunión. La reunión se encontraba en la sala de juntas de Paccar. Después de entrar a la sala, conocí a los directores y estábamos hablando de manera informal cuando Mark entró a la sala. Caminó directamente hacia su silla, sin decir una palabra y se sentó. En seguida, todo el mundo encontró sus sillas también y la reunión comenzó. Mi codirector, Fred, inicio la reunión con una introducción corta. Tuve que manejar el resto de la presentación.
Empecé a explicar el proyecto y el proceso que íbamos a usar para desarrollar el plan. Después de menos cinco minutos, Mark me interrumpió y me dijo en una voz fuerte y pujante, “Párate allí”. Fueron las primeras palabras que habló en la reunión. Eran claras también y me pare inmediatamente. Siguió “Quiero dejar una cosa perfectamente clara, si, durante esta reunión, no me dices algo que no sepa ya, será tu primera y última reunión con Paccar. ¿Es claro?” Bueno, fue muy claro. Esto me sorprendió mucho. Nadie nunca me había hablado así en mi carrera.
Pero, tenía que continuar y le dije que le entendí bien y seguí haciendo mi presentación. Claro, había un poco de tensión en el aire. Nadie tenía preguntas. Era un monólogo. Cuando hacia un punto, vi que Mark se levantó para obtener una bebida. Había un carro con bebidas en la parte posterior de la sala. Cuando estaba a la mitad de una oración, me pidió, “Roy, ¿quieres una bebida?” Le dije no gracias pero me dijo “voy a tomar una coca cola, tenga una coca cola conmigo” Esta sugerencia era muy extraña. Nunca había visto alguien que interrumpió una reunión en esta manera. Era muy extraño por dos razones. Primero, no debes interrumpir una reunión por bebidas. Al menos debes esperar un descanso. Segundo, había otras personas en la reunión, mucho más importante que yo. Pero, tuve que aceptar su oferta y tuve una coca cola para el resto de la reunión.
Al final de la reunión, todo el mundo estaba feliz. Me dijeron que se dieron cuenta de esto cuando Mark me ofreció la coca cola. De hecho tenía buenas relaciones con Mark el resto de mi participación con Paccar, mas de dos años. Todas las veces cuando me vio, siempre estaba feliz de verme. A veces, su gusto de mi era un poco incomodo. Por ejemplo una vez me llamó y me dijo que me necesitaba y que en seguida yo tenía que ir a su oficina. Aparentemente Paccar remodelaba el vestíbulo de proveedores. Mark le dije a la empresa de construcción que necesitan revisar todo conmigo porque yo era un proveedor estratégico. Bueno, lo tomé como un cumplido pero de hecho no era el tipo de proveedor que usara el vestíbulo de proveedores. No era un interiorista tampoco. Afortunadamente el trabajo fue un éxito y no tenía problemas con esto.
Una vez me llamó porque la división europea, DAF, quería su permisión construir un nueva aplicación, un configurador de camiones. Les dijo que el necesitaba mi consejo antes de aprobar su petición. Otro cumplido pero tuve que volar a Holanda para revisar el sistema. Fue un viaje sin que pudiera vivir.
Pero tengo una historia favorita de Mark. Empieza con el director de nuestra empresa, Joe Forehand. Joe fue invitado a un banquete en el área de Seattle. Todos los hombres y las mujeres de negocios importantes fueron invitados y Joe tenía dos entradas. El jefe de nuestra oficina de Seattle, un buen amigo de mío de mis días en Los Ángeles, vi que Mark Piggot tal vez iba a estar allí. Entonces el recomendó a Joe que me invitara. Joe me llamó y claro, porque Joe era al menos tres niveles arriba de mí en nuestra empresa, el jefe de los jefes, tenía que aceptar su oferta. Estaba trabajando fuera de mi ciudad y Joe me caía bien entonces no había problema.
Cuando llegamos a nuestra mesa, vi que Steve Ballmer estaba en nuestra mesa también. En este momento Steve era el numero dos persona en cargado de Microsoft, pronto a ser el numero uno después del jubilación de Bill Gates. Tal vez has oído de Steve porque después de jubilarse de Microsoft compró el equipo profesional de baloncesto, Los Clippers de Los Ángeles. Joe, siempre cortés, me pidió sentarme al lado de Steve. Bueno, tuve la oportunidad de comer con Steve Balmer. Que bendición. Trate de iniciar conversación con Steve pero él era apenas educado y habló solo un poco conmigo.