Cuando trabajaba, había un compañero de trabajo que se parecía a mí. Era alto y delgado y tenia tez clara como yo. El se llamaba Craig. A pesar de que nos parecíamos, teníamos personalidades diferentes. Craig era extrovertido y siempre estaba listo para hablar y entretener. Las pequeñas cosas podían hacer que Craig se enojara o se pusiera triste. Por otro lado, yo estaba, como ahora, más tranquilo y sensible. Tenía nervios de acero. A pesar de nuestras diferencias, nos caíamos bien. Éramos cómplices. Juntos, hacíamos un buen equipo.
Una vez, iba a mi oficina. Estaba subiendo en el ascensor. Mi oficina estaba en el piso veinte. El ascensor se paró antes de mi piso y una muchacha muy hermosa entró al ascensor. Ella me dijo, “Mucho gusto en verte, ¿como estas?” Esto me sorprendió porque no la conocía. Ella siguió sonriendo y charlando como si fuéramos amigos íntimos hasta que llegamos a su piso. Yo pensaba, esto es extraño pero agradable también. Me preguntó, qué hice el fin de semana, si iba a ir a una fiesta, y que iba a hacer para almorzar. Ella quería saber todo sobre mi. En seguida, ella me dijo, “Debemos tomar juntos una bebida algún día.” Claro, no tenía ningún idea quien era ella y estaba casado entonces no iba a tomar una bebida con ella. Pero no podía ver ningún daño en disfrutar su compañía en el ascensor.
Estábamos disfrutando el paseo cuando las puertas se abrieron en su piso. Mientras bajaba el ascensor, me dijo, “Pues, adiós Craig, era un gusto verte otra vez.” Ah, bueno, ella pensó que yo era Craig. Parecía que a ella le gustaba mucho Craig. Fue un golpe menor a mi ego pero no hubo problema, ya tenía una esposa bonita y divertida. Fue una buena forma de empezar mi día.
Craig y yo trabajamos juntos en Houston por dos años. Vendí un proyecto allí para cambiar todos los sistemas de Mitsubishi. Craig era mi director de proyectos. Craig trabajaba allí de tiempo completo. Yo lo visitaba una vez por semana o cada dos semanas, según la situación. Normalmente tomábamos el mismo vuelo para regresar a Cleveland al término de la semana.
Como todos nuestros proyectos, Craig tenía un codirector de proyectos que era un empleado del cliente, en este caso, Mitsubishi. Se llamaba Fred. Fred era un individuo único. Era inteligente y chistoso. Sus informes del estado de los proyectos siempre eran precisos y fascinantes. Parecían como un acto de comedia. Pero a la misma hora, Fred podía ser distraído. Olvidaba cosas, olvidaba que estaba diciendo en medio de la oración y siempre llegaba tarde para reuniones. Entre sus otros hábitos extraños, llevaba a menudo una playera que decía, “NORML” en letras grandes enfrente. “NORML” es una sociedad que luchaba para la legalización de marihuana en Los Estados Unidos. No era una buena idea vestir esta playera en la oficina. A menudo nos preguntábamos si los jefes japoneses se daban cuenta que significaba NORML. Claro, el apoyo para la legalización de marihuana no iba a ser popular con los japoneses. Bueno, a un hombre como Fred, no le importaba.
Un viernes por la tarde, la hora de ir al aeropuerto había llegado. Yo estaba sentado en mi oficina y decidí que necesitaba buscar a Craig porque íbamos a ir juntos al aeropuerto. Salí de mi oficina y Fred estaba de pie cerca de mi oficina. “¿Oye Fred, has visto, Craig?”, le pregunté. Me respondió, “No, no sé.” Entonces caminé alrededor el edificio buscándolo. En menos de cinco minutos pasé a Fred otra vez. Me vio y me dijo, con una mirada de pensamiento profundo, “Oh, alguien justo estaba buscándote pero no recuerdo quien.” Hmmm, estaba un poco confundido con su declaración y le dije, “Pero Fred, acabo de preguntarte si has visto a Craig, hace menos de cinco minutos.” En respuesta, Fred, siempre tranquilo, me dije, “oh, sí, lo siento, fuiste tú.” Hasta el día de hoy, no sé si él pensó que yo era Craig o yo.
Oh Fred, te extraño.
No sé si estas historias son chistosas en español pero en ingles todo el mundo siempre se ríe cuando las cuento. De hecho, a pesar de que estas historias sucedieron hace veinte años, todavía me divierten.