El hombre camina a través del parque hasta el río que conocía cuando era un niño.  Es un lugar familiar, aunque no ha estado aquí en mucho tiempo.  ¿El parque es más pequeño, los árboles son más grandes?  Tiene que encajar lo que ve con la imagen en su memoria.  Toma un aliento del aire fresco de la noche.  Se siente bien esta noche, parece que sus dolores de los últimos años ya no existen, aún siente que puede correr, algo que no ha hecho en mucho tiempo.  Sin embargo, sabe que no es una buena idea y sigue disfrutando su paseo casual.  No tiene prisa.  Sí sólo pudiera sentirse así siempre.

Recuerda sus días jugando con sus amigos en este lugar.  Capturar la bandera y fut-beis son los juegos que primero salen.  Casi puede oír los gritos de sus colegas del pasado distante.   Aquellos días están lejos, pero quizá fueron los más felices de su vida.  ¿Qué les pasó a sus amigos de los que perdió contacto hace mucho tiempo?  Aquí siente que podrían aparecérsele en este momento y no lo sorprenderían.  Se siente cercano a su juventud en este lugar, pero tiene que cerrar sus ojos y meditar para saber que el niño en su memoria es él, que no es otra persona.  Han sido muchos años y quiere recordar y disfrutar cada momento de estar aquí.

Mientras se sienta en un banco cerca de la orilla, nota que sus zapatos no se mojaron después de caminar por el pasto lleno del rocío de la noche fresca.  Mira arriba y ve que la luna, que esta noche sólo es un haz de luz, está a punto de estar cubierta por una nube solitaria deslizándose a través del cielo.  La noche es radiante y mágica.

Las cosas en la casa de su juventud no siempre eran buenas.  Sus padres eran exigentes, estrictos, y, al mismo tiempo, distantes.  No siempre estaba a la altura de sus expectativas.  Aprendió muy joven que tenía que buscar elogio y atención en otro lugar.  Nunca se quejaba, las cosas simplemente eran así y las aceptó.  Siempre aceptaba su situación y hacía lo que podía.  Sabía que cómo se sentía era su responsabilidad.  Pero aquí en el parque todo estaba bien.  Los amigos de su niñez lo aceptaban como era.  Sí, se burlaban de él y lo demás, pero nunca los tomaba en serio, bueno, más de una vez lo mereció.  Era una parte de ser niño y la atención de los otros, aunque a veces era mala, era mejor que nada.  Era la soledad que podía haberle matado.

Su mirada voltea al río, el centro geográfico y, para algunos, espiritual de su pueblo.  No es grande, es promedio, pero siempre tenía que respetarlo.  La corriente no es rápida, pero es constante y profunda, una vez capturado en sus garras, sería difícil escapar.  Te llevaría hasta el océano que no está muy lejos.  Nunca nadó en sus aguas, nunca sintió su frialdad.  Aún en el invierno cuando estaba cubierto por hielo, siempre tenía miedo de caminar a través de ello.  Bueno, de todos modos, nunca quería ir al otro lado.  El otro lado estaba en su imaginación en un país extranjero y exótico, aunque todavía era simplemente otra parte de su pueblito.  El mundo de los niños puede ser pequeño y aislado.  Se pregunta por qué el río desea tanto alcanzar su destino, el océano, sólo para desaparecer en su inmensidad.  Algo tan distinto, bello y fuerte no tiene otro propósito que trabajar hasta que desaparezca.  ¿Y dónde está la fuente?  Nunca se preguntó por su fuente.  Siempre confió que habría más agua. De donde, no sabía.

Sus pensamientos van a su papá.  Su padre era un hombre exitoso fuera de la casa, pero callado y enojado entre su familia.  Lo más que podía esperar de su papá era una vista o aún un grito de desaprobación.  Los dos, el hijo mayor y su papá, nunca se compartieron nada, aunque el hijo siguió sus huellas.  Cuando era niño aceptó dócilmente que su papá era así, que nunca se involucró en las vidas de sus hijos, que parecía que no le interesaban. 

Pero como un adulto, un padre sí mismo, sabía bien cómo se sentía su papá porque se sentía igual.  La diferencia era que estaba consciente de su distancia de su familia.  Aunque no se sentía muy diferente, se comportaba diferente; jugaba con sus niños, hablaba con ellos.   ¿Fingía? Quizá, pero fingir es mejor que lo que hizo su padre.   Es una duda que siempre ha tenido, ¿eran sus sentimientos reales? Muchas veces se sentía como otras personas creían que debería sentirse.  Es difícil saber lo que era real y lo que era cumplimiento de las expectativas de los demás. Odiaba conformarse.

Ahora la luna está cubierta completamente por la nube.  Él puede ver un poco mejor las miles de estrellas desde este lugar donde no hay luz artificial.  Se enfoca en una.  Es un punto minúsculo pero brillante de luz rodeado por la oscuridad infinita del cielo negro.  Piensa con asombro que esta luz, estos fotones, han viajado millones de años sólo para llegar en sus ojos, sólo para adornar su vista del cielo.  En ese momento se siente en el centro del universo, que todos los rayos del universo se enfocan en él.

¿Qué le importa en ese momento íntimo?  ¿Su carrera, que demandó su atención por tantos años? ¿Sus pasatiempos que inspiraban tanta pasión?  ¿Los hombres que decían que eran sus amigos?  Quizá son las muchachas de su vida, las que besó y las que nunca se atrevió a besar.  No hay muchas en su pasado, pero las que había le dieron momentos importantes.  La mañana cuando tenía veinte años y se despertó al lado de una amiga cercana después de dormir la noche en su carro en la playa primero viene a la mente.  Los dos abrieron los ojos al mismo tiempo, mirando directamente a los del otro.   Ese momento está congelado en su memoria.  Casi puede olerla, su olor lo intoxica.  Por años lamentó no besarla, pero ahora no lamenta nada.  Para él, ella es la vida salvaje, el riesgo que nunca tomó.  Todavía no sabe si fue un acto de madurez o de cobardía.  Nunca sabrá.  De hecho, las respuestas de estas preguntas no le importan ahora.   Simplemente no puede imaginar una vida diferente, de haber tomado decisiones diferentes, ni mejor ni peor.

Claro piensa en su esposa.  La visión de la primera vez que la vio está grabada en su mente.  Una vez bella y excitante, la persona más importante de su vida, es un enigma que llegó a ser su manta cálida para la mayor parte de su vida.  Ella es tan integral a su vida que no puede separarse de ella. Es imposible reconocer su importancia porque nunca tuvo una vida sin ella.  Pero reconoce que nunca pudo darle todo.  Siempre había una parte de su corazón que luchaba contra la vida sedentaria, que quería tener su independencia.  ¿Que lo previno de no poder darle todo?  ¿Por qué le echó la culpa? No sabe, pero la sensación que estaba perdiendo algo, que siempre necesitaba más, era constante.  Simplemente no podía estar cien por ciento feliz.  Era una enfermedad permanente.

El hombre cierra sus ojos.  Quiere sentir cada sensación de este lugar y de su memoria.  Siente el aire, los árboles, los rayos de las miles de estrellas y el silencio.  Deja que se convierta una parte de estas cosas.

Una pareja joven y su hijo andan caminando en el parque al lado del río, disfrutando tranquilamente esta noche especial.  El niño ve un banco vacío, claro una oportunidad para una aventura.  Corre y salta sobre él.  Se declara el rey del mundo.  Respira, inhalando una bocanada de aire fresco, pero en seguida un estremecimiento le sobreviene y corre rápidamente para unirse otra vez con la seguridad de sus padres.  Siguen en su paseo tranquilo y nunca miran atrás. 

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