Fue allá en Tlaxcala que el caudillo desarrolló su estrategia de derrotar a los mexicas. Lo que iba a hacer fue tomar control de todas las tribus y las ciudades que se rodeaban Tenochtitlán. Así, podía imponer un asedio sobre los mexicas. El lago lo hizo más fácil porque la única manera de entrar y salir de Tenochtitlán era usando las carreteras elevadas delgadas. Cortés cambió lo que era una defensa importante hasta una vulnerabilidad. El ejército de los españoles creció mucho en los meses siguientes por dos razones. Primero, otra expedición de españoles con cientos de soldados, más caballos y muchas armas llegaron de España y se unieron con el ejército de Cortés. El segundo tenía que ver con el lago que rodeaba Tenochtitlán. Cortés sabía que necesitaba tomar control del lago. Iba a haber muchas batallas en las carreteras elevadas y en la noche triste las canoas de los mexicas hicieron mucho daño. Entonces ordenó que los soldados con habilidades para la carpintería y miles de tlaxcaltecas fueran a la costa para descomponer los barcos allí y llevar los materiales a la capital de los mexicas. Fue una hazaña hercúlea. Muchos de los indígenas murieron en este esfuerzo, pero sin este material y entonces control del lago, un ataque hubiera fallado.
El otro factor critica que pasó en esta época fue la llegada de la viruela. No afectó a los españoles que ya habían estado expuesto a esta plaga devastada en su juventud. Así ya habían desarrollado inmunidad. Pero los indígenas fueran devastadas. Fue de un pueblo al otro llevando su devastación. Después de llegar a una ciudad más que una tercera de la población podía haber muerto. Los mexicas enviaban muchos mensajeros por la región entonces los infectó pronto. No escatimó a la realeza. Cuitláhuac murió de la enfermedad y el nuevo rey, Cuauhtémoc, fue el último que los mexicas eligieron ellos mismos.
Entonces, después de recuperar y formar un casi nuevo ejército con su aliado importante, los tlaxcaltecas, Cortés empezó a implementar su estrategia. Fue de pueblo a pueblo demandando su lealtad. Muchos lo dieron con gusto, su odio de los mexicas era mucho más grande que su desconfianza en los extranjeros. Pero los que no se lo dieron por voluntad sufrieron mucho bajo las espaldas de los españoles hasta que cedieron. Coyoacán, Xochimilco, Cuernavaca, Chapultepec, Cholula y otros se unieron en la conquista de sus exopresores así.
Está aquí que podemos ver la inflexibilidad de los mexicas en cambiar sus estrategias. Nunca habían enfrentado a un enemigo cómo Cortés. Sus guerras anteriores eran guerras con el único propósito de honrar a sus dioses. Las batallas eran programadas, sólo luchaban bajo la luz del día y todas sus estrategias y armas se enfocaban en tomar prisioneros. Entonces fueron a sus dioses para su consejo. Claro, no los ayudaron. No les dijeron que hubiera sido mejor tomar una iniciativa ofensiva o ahorrar comida y agua para preparar para un asedio. Ni siquiera pensaron que un asedio hubiera sido posible. Preparaban un poco, por ejemplo, pusieron muchas piedras sobre los techos de sus casas para que pudieron atacar desde un lugar más alto. Pero seguían con sus rituales y esperanza que sus dioses iban a salvarlos. Las tácticas de los españoles y, claro, la viruela también, los confundieron mucho.
Después de conquistar la región y cortar acceso a comida, los españoles construyeron sus barcos. Aún construyeron canales para proteger sus esfuerzos de ataques de las miles canoas de los mexicas. Construyeron 12 brigantinos. Cada uno podía llevar 25 “marinos” y algunos cañones. Pero después de cumplir este esfuerzo la nueva marina tomó control del lago relativamente fácilmente. Esto permitió que las canoas de sus aliados indígenas podían unirse con ellos.