Si has leído algunas de mis historias sabes que, si es una historia sobre mi pasado, siempre soy el héroe de ellas. Normalmente se han tratado de algo que logré o algo que hice bien. O tal vez es una historia donde alardeo que se algo científico. Pero en la vida real, he cometido errores y tomado decisiones malas. Si, es difícil de creer pero es la verdad. Si me tienes en alta estima ahora, después de leer esta historia tal vez su opinión habrá cambiado. A pesar de que no estoy orgulloso, la historia debe ser contada.
Cuando tenía veintiuno anos conocí una muchacha, Marla, de más o menos mi edad. La conocí por un amigo mío, Phil. Phil y Marla eran salvavidas juntos algunos veranos. Los tres de nosotros salíamos juntos algunas veces y siempre teníamos un buen tiempo. Ella era muy divertida y generalmente Phil y yo podíamos convencerla de hacer cosas que a ella no le gustaban. A menudo era un miembro involuntario de nuestras aventuras. Pero siempre divertíamos más con ella.
Ella fue una nadadora competitiva. Nadaba por el equipo de su universidad, La Universidad de Illinois. Tomaba su puesto como una atleta muy seria. Ella siempre estaba entrenamiento y siempre estaba en buena forma. Después de graduarse de la universidad se mudó a Ann Arbor para obtener una maestría en fisiología de ejercicio y entrenar para carreras de natación de distancias largas en aguas abiertas. Tenía que manejar hasta algunos de los lagos grandes para muchos de sus entrenamientos.
Después de mudarse a Ann Arbor, ella me llamó porque yo ya había estado viviendo allí por más de dos años. Nos juntábamos algunas veces y disfrutábamos mucho de mutua compañía. En sus primeros meses en Ann Arbor, estábamos juntos siempre. Salíamos juntos, nos ejercitábamos juntos, mirábamos la televisión juntos. A veces íbamos a la costa oeste de Michigan para acampar cerca del lago Michigan. Dormíamos en la parte detrás de su camioneta. Ella se despertaba temprano en la mana para nadar en el lago. Nadaba por horas.
Después de estar tal vez dos meses en Ann Arbor, me dijo que ella tenía un novio nuevo. ¿Qué? Esto fue rápido. “¿Ya sales con alguien?” le dije. Yo estaba un poco decepcionado, tal vez tenía sentimientos por ella, pero, como siempre, trabajé demasiado despacio.
Para mi sorpresa, ella siguió llamándome. Cuando ella tenía una noche libre, más o menos una o dos veces por mes, me llamaría y siempre yo estaba feliz de oír su voz. Seguimos divirtiéndonos en esta manera más de un ano. Conocí a su novio algunas veces, y aunque que me caía bien, nunca fui invitado a un evento con los dos. El era un entrenador de natación y yo sabía que ellos irían a fiestas con el equipo de natación de mujeres de la universidad de Michigan y claro quería ir para conocer algunos miembros del equipo. Pero nunca pasó.
De todos modos, esta situación siguió por más de un ano. Un día Marla me llamó y me dijo que su novio se había ido por una semana. “Bueno,” le dije, “aquí voy”. No recuerdo lo que hicimos la primera noche, solíamos ir a los bares o a ver una película. Pero nos juntamos la segunda noche y estábamos sentados y hablando como una pareja vieja, “¿qué quieres hacer?”, “¿no sé, que quieres hacer?” Pienso que dos noches siguientes en los bares eran demasiado para los dos.
Ella empezó a decirme que ella y su novio estaban teniendo problemas. A ella no le gustaba que el vendía drogas. Esto me sorprendió mucho porque lo respetaba; tenía un buen trabajo y una novia bonita y amable. Hablábamos de su situación un rato cuando tuve mi buena idea. “¿Hay drogas en su departamento ahora?” le pregunté. “Si, pero solo una libra de marihuana. El ya no la vende porque no es buena” me dijo. En seguida le dije “fumamos”. Pero sabía que ella nunca iba a fumar nada porque ella se cuidaba del cuerpo mucho. No habría un día que ella pondría algo malo en sus pulmones. Entonces cambia mi idea a “hacemos brownies”. De hecho, nunca pensé que ella iba a estar de acuerdo conmigo y por cierto no me importaba. Pero tal vez hice la sugerencia a la hora correcta porque después de un rato, ella me dijo, “bueno, vamos a hacer los brownies.” Yo debía haber estado aburrido porque no vacile, en seguida le dije, “bueno, vamos al mercado.”
Fuimos al mercado para comprar una caja de polvos para hacer los “brownies.” Después de regresar a casa, necesitamos decidir cuanta marihuana debíamos poner en los polvos. Bueno, necesitas recordar dos cosas. Primero, en aquellos días, podías comprar marihuana que no servía para nada. Después de comprar marihuana, a veces podía tener un éxito, otras veces, nada. Entonces, pensé que posiblemente necesitábamos mucha marihuana porque Marla me ha dicho que su novio pensó que la marihuana era mala. Segundo, nunca había hecho brownies de marihuana antes y no tenía ninguna idea cuanto debía usar. Terminamos usando una onza entera, nuestro primer error. Si no sabes bien cuanto es una onza, es suficiente para hacer, tal vez cuarenta churros. Ahora se bien que suena como mucho; pero, no había internet donde podíamos buscar una receta.
Después de hornear los brownies, tuvimos que decidir cuantas brownies debíamos comer. Ninguno de nosotros tenía ninguna experiencia en esta manera de usar marihuana pero comencemos siendo conservadores. Cada uno de nosotros comimos un brownie. Esperábamos los efectos. Nada pasó. Comimos otro brownie. Nada pasó. Ninguno de nosotros nos dimos cuenta que tomó un tiempo largo por los brownies funcionar. No estaba pensando en plazo largo tampoco. Después de más o menos cuarenta y cinco minutos nada había pasado. Terminamos comiendo la bandeja entera de brownies. Nuestro segundo error.
Después un rato, comenzamos a sentirnos bien, muy bien, si sabes que quiero decir. Decidimos ir a los bares. Si, el tercero error. Durante el tiempo entre que salimos de su departamento y llegamos a un bar, la marihuana comenzó a abrumarnos. Fuimos a dentro del bar pero por aquel momento no podíamos pensar correctamente. Además un sentido de paranoia profunda nos agobio también. Fuimos a un rincón del bar para escondernos. Yo podía comprar bebidas pero tomó toda mi energía solo hablar con el mesero. Marla no podía hablar con otras personas. Cuando nos sentábamos allí fuimos de acá para allá de estados de júbilo y estados de ansiedad profunda. Claro, es difícil recordar todo que pasó durante esta noche pero al mismo tiempo era lo más divertida que tuve en mi vida y lo más aterrador. Recuerdo que Marla vio a algunas de sus amigos y Marla, normalmente extrovertida y simpática, tuvo que correr y esconderse conmigo porque sabía bien que no tenía la habilidad hablar con ellos. Había momentos cuando teníamos que abrazarnos para sentirnos bien. Recuerdo que a veces tuve que mirarla en sus ojos para asegurarme que ella no se derrumbara.
Después de más o menos dos horas en esta manera, decidimos regresar a su departamento. Tuvimos bastante estimulo. Después de llegar tuvimos bastante de todo, todavía sentíamos los efectos de los brownies, todavía nos reíamos mucho pero Marla me dijo que necesitaba ir a la cama. Ella no estaba lista para estar solo entonces tuve que quedarme con ella, estando de rodillas cerca de su cama, sosteniendo su mano hasta que se durmió. Después de que se durmió, yo salí de su departamento tranquilamente.
Luego la diversión comenzó para mí. Hasta este punto yo estaba bien. Podía esforzarme estar bajo control. Pero cuando manejaba a mi departamento, me di cuenta que no tenia sensación en la parte baja de mi cara. No podía sentirme nada. Mi boca entera y la mitad de mi cara estaban entumecidas. Manejaba en esta manera cuando empecé a pensar que tal vez estaba masticando la parte interior de mi boca, especialmente mi lengua. Seguí revisando mi boca con mi mano casi cada minuto pero a pesar de que todas las veces la revisé, todo estuvo bien. Luego, empecé a tener alucinaciones que estaba masticando mi lengua. Estaba muy asustado. Me estacioné al lado del la calle para sostener mi lengua con dos manos. Me quede allí por mas o menos una hora con dos manos en mi boca. Tuve imágenes malas de mi lengua que no podía quitar. No puedo decirte que tan grande era mi miedo. La alucinación era muy real. Finalmente, manejé a mi departamento sosteniendo mi lengua todo el camino.
Después de llegar a mi casa fui directamente a la cama. No recuerdo cuando las alucinaciones pararon pero después de estar en cama las cosas se calmaron y finalmente me dormí. Cuando me desperté, físicamente, me sentí bien. Pero, me preocupaba mucho por Marla. Creí que le hice algo malo a ella y ella iba a enojarse mucho conmigo. Necesitaba ver si ella estaba bien. Tenía que verla. Después de revisar mi lengua en el espejo, me vestí y fui a donde solía dejar mi carro pero no pude encontrarlo. En mi prisa, decidí montar en bicicleta a su departamento.
Pedaleé tan rápido como fue posible hasta su departamento y subí rápidamente sus escaleras. Cuando ella abrió la puerta y vio que estaba yo, todavía vistiendo su piyama, me dio una sonrisa grande. Nos abrazamos tan cerca como fue posible. En este momento, la amé aun más que alguna vez. Me dijo que la noche previa era la noche más divertida y más espantosa de su vida. Fuimos para almorzar juntos. Reíamos mucho de nuestra experiencia pero me dijo que era la última vez ella iba a usar marihuana. Su curiosidad había acabado. Lo entendí bien.