En el banco. Mediodía.

María trabaja como cajera de banco. Se lima las uñas.

Un cliente acerca el ventanilla.

MARÍA: ¡Buenos días, señor! Bienvenidos al Banco Primero. Me gustaría mucho servirle aquí.

SEÑOR GONZÁLEZ: Buenos días, Señora. Me gustaría retirar unos dineros de mi cuenta.

MARÍA: ¿Le gustaría retirar unos dineros de su cuenta? ¡Ah, Señor! Muy bien. Muy bien. Será un gran placer ayudarle con eso.

SEÑOR GONZÁLEZ: Ah bueno. Gracias.

MARÍA: ¿Y cuanto dinero quiera retirar?

SEÑOR GONZÁLEZ: Quiero retirar dos mil pesos, por favor.

MARÍA: ¡Dos mil pesos! ¡Ambos apuesto y rico!

SEÑOR GONZÁLEZ: Ah, no señora. Yo tampoco lo soy.

MARÍA: ¡Apuesto, rico y humilde! ¿Y puedo preguntarle que va a comprar con este dinero?

SEÑOR GONZÁLEZ: Ah, es privado.

MARÍA: Oh, lo entiendo. Muy misterioso, señor. Es un hombre de la intriga. Dígame, no compartiré con nadie, ¿es usted un espía, señor? Puede confiar en mi.

SEÑOR GONZÁLEZ: Dios mío, no señora. Me hace reír. No, soy solo un agente de seguros. No soy un espía.

MARÍA: Ah. Entiendo. Sí señor. Es un "agente de seguros." Claro, sí.   [María guiña un ojo a Señor González.]

SEÑOR GONZÁLEZ: Es la verdad. Soy realmente muy aburrido.

MARÍA: Mm-hm. Muy aburrido. Sí. Cuando lucha a los criminales por la noche y caza los villanos alrededor el mundo. Sí muy ''aburrido."

SEÑOR GONZÁLEZ: Señora, ¿puede darme mi dinero, por favor?

MARÍA: Sí, Señor. [María cuenta el efectivo.] Cien, doscientos, trescientos, cuatro, cinco, seis, siete, ocho [María eructa.] Oh, perdón, señor. Estoy muy avergonzada. Dónde estaba?

SEÑOR GONZÁLEZ: Nueve...

MARÍA: Sí, gracias. Eh...Diez, once, doce, trece, catorce, quince, dieciséis, diecisiete, dieciocho, diecinueve, dos mil.

SEÑOR GONZÁLEZ: Gracias, señora.

MARÍA: Soy en su servicio, señor. Y por favor, acepte mis disculpas por mi grosería. Es no aceptable. Lo haré mejor la próxima vez.

SEÑOR GONZÁLEZ: Tranquilo señora, es no problema. No es nada. Estoy lleno de gratitud por su servicio. Buenos días, señora.

MARÍA: Buenos días, señor. Y muchas gracias por su comprensión.

SEÑOR GONZÁLEZ: De nada. Es importante tener compasión por su mismo.

MARÍA: Sí. Sí. Lo intentaré. Necesito aprender.

SEÑOR GONZÁLEZ: Hasta luego.

MARÍA: Hasta luego, señor. Y buena suerte cazando a los villanos.

SEÑOR GONZÁLEZ: Ja ja ja. Muy gracioso, señora. [El Sr. González sale.]

MARÍA: Ja ja ja. Qué imbécil. [María pone un billete de 100 pesos en su bolso.]

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