Es que no sé por dónde empezar. Pero fue más de una semana de mucho recordar viejos tiempos. Una vez aterrizado el avión en el nuevo aeropuerto de Málaga el día 16 de diciembre de 2016, no me lo podía creer, por fin yo estuve allí de nuevo tras 10 largos años de no pisar esa ciudad con la que seguía yo enormemente enamorado. Se me asomaban lagrimas a los ojos y a lo mejor por eso le parecía yo un poco raro a la gente que estaba allí en el aeropuerto, pero que va, no me importó ni siquiera un pepino. Estaba contentísimo.
Pues han habido unos cuantos cambios como lo del aeropuerto, que ya se hizo muchísimo más grande además más moderno que antes, la ampliación del Campus de Teatinos, el nuevo metro que recorría una gran parte de la ciudad, la Malagueta que fue convertida en una zona de ocio con restaurantes, bares y tiendas, el sucursal de FNAC que abrieron por detrás del Corte Ingles, los bares nuevos en el Mercado Central de Atarazanas, y el edificio que había albergado la Oficina de Correos durante muchos años pero que desgraciadamente ya estaba en desuso.
Aun así, había a la vez muchas cosas que seguían siendo lo mismo. Me alojaba en un piso compartido en la Urbanización Torre Atalaya en Teatinos que había encontrado a través del servicio de Airbnb, y cuando llegué a casa sobre las 24h después de haber ido a un concierto con Yoshi a la Cala del Moral, me di cuenta de que estaban celebrando una fiesta los del piso de al lado porque había mucho ruido de gente platicando. A continuación, pasó una hora y pico y se marcharon todos, supongo que al centro. Sí que estaba en España, esto seguro, la gente sabía pasárselo de puta madre y eso siempre me encantaba. Había gente que seguía allí después de muchos años tal como el conductor del 14 que es el autobús que solía coger yo para ir al centro desde la Resi, seguía siendo él conductor del 14 y era tan simpático a los pasajeros igual que antes. El de la carnicería en el mercado central en donde solía comprar yo chuletas de cerdo seguía allí, aunque su hermano no, así como la simpática dueña del Bar Lorena en el Campus de El Ejido. Cuando estaba haciendo un master en la UMA, yo iba con frecuencia a ese bar y pedía allí un menú del día.
Pues fue una estancia de solo 10 días y aproveché para quedar con amigos a los que había conocido tiempo atrás, fui al centro para ir de copas con José María, Yoshi y Yulia, pasé por el despacho de Alberto y Blanca en la UMA. Yo hice muchas cosas, quería hacer un montón de cosas mientras estaba allí. Incluso estuve resfriado unos cuantos días y tenía que acudir a urgencias en el Hospital de la Virgen de la Victoria para que me recomendaran pastillas mucho más fuertes que las que había comprado en la farmacia. Hice la compra en Carrefour, Larios Centro Eroski y Mercadona, fui a la playa de Guadalmar y también a un concierto de zambomba en el Teatro Cervantes. Fui a la churrería esa en el centro, fumé mucho tabaco aunque ya lo había dejado hacía muchísimo tiempo, fumé Chesterfield Light porque quería poder recordar bien y recordar mucho. Fui a la Residencia Universitaria y al piso en el Campus 2 en la que vivía antes, fui a la Escuela Oficial de Idiomas de Málaga.
Comía muchas cosas pese a que a veces no tenía nada de hambre, comí callos, fabada, paella, lentejas, palmeritas, tortilla de patatas sin cebolla, aceitunas, ensaladilla rusa, boquerones en vinagre, baguette, barra de pan, mejillones en envases de lata, turrones, migas, natilla, albóndigas, queso ahumado, kebab, magdalenas, pizza sabor barbacoa con tomate frito, y patatas fritas artesanales. Tomé Cruzcampo, San Miguel, Victoria Málaga, Alhambra, café con leche, vino rosado, tinto de verano, vino Rioja y vino Ribera del Duero. Me compré muchos libros, unos cinco de narrativa, y dos recopilaciones de canciones españoles éxitos del año y villancicos españoles. Fui a la Plaza de la Merced, Calle Larios, Catedral de Málaga, Paseo del Parque y la Estación de Autobuses.
No quería parar, de hecho quería comprar más, comer más, pasear más y hablar más con la gente. Quería recordar bien y recordar muchísimo lo vivido hace 10 años. Me fui el día 26 de diciembre por la mañana. ¡Joder Málaga! Ya sé que jamás en la vida te podré meter en la maleta, pero sé que en mi corazón sí.