Èrase una vez una mujer que se llamaba Malinche. Nació en un pueblo llamada Painala que está situada en el extremo sur de actual estado de Veracruz en México. A causa de era hija de Qualitzin que era el cacique del pueble pertenecía a la nobleza. Painala estaba bajo el dominio de los aztecas por eso les tenían que pagar altos tributos. Por este motivo la gente de Painala odiaban a los aztecas. Qualitzin murió luchando contra los aztecas y después de la muerte de su padre, Malinche fue vendida como esclava a una tribu maya de Tabasco. Cuando la expedición de Cortés llegó a Tabasco, el jefe de esta tribu maya le regaló a 20 mujeres, entre ellas Malinche. Ella no solo era una mujer muy guapa, sino también abierta y inteligente. Además hablaba la lengua de los aztecas, de los mayas y, en muy poco tiempo, aprendía el castellano. Igualmente tenía facilidad para discutir y convencer.
La mujer ya había sido bautizada y había adoptada las costumbres españolas cuando despertó el interés de Cortés. Ella llegó a ser la traductora de Cortés y además le explicaba la manera de pensar de los aztecas. También le dijo cuáles eran las fuerzas y las debilidades de este pueblo. Malinche se convertía en una estrecha colaboradora de Cortés y después de algún tiempo ellos iniciaron una relación amorosa. Un día tuvieron un hijo, llamado Martin, pero no se casían porque Cortés ya había estado casado con una española. Pero Malinche no mostraba debilidad en los momentos difíciles y peligrosos de la conquista porque todos los hombres de Cortés la respetaban, querían y admiraban. Lamentablemente después de la conquista de Tenochtitlán Cortés perdió el interés por Malinche porque ella ya no era imprescindible a cause de ahora habían otros traductores y otras mujeres. Por esa razón Cortés casó a Malinche con el capitán Jaramillo, quizás para acallar las malas lenguas. Por desgracia el capitán Jaramillo no se ocupaba mucho de Malinche porque pasaba mucho tiempo fuera de la capital y visitaba a menudo a su amante española. A su hijo Martín, Cortés le daba todos los cuidados de un hombre rico, pero lo escondía. Finalmente Malinche murió sola en una casa que le consiguió su hijo Martín.
Hoy en día, muchos mexicanos consideran como traidora de su pueblo a Malinche. Para resumir se puede decir que Malinche se ha convertido en un mito y en un símbolo del mestizaje.